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Trastorno bipolar

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El trastorno bipolar, antes denominado como «trastorno maníaco depresivo», es un trastorno que procura cambios extremos en el humor que se compone de picos altos de la emocionalidad o manía (e hipomanía) y picos bajos o depresión. Aunque el trastorno bipolar es una enfermedad neurológica crónica, se pueden controlar las variaciones en el humor y otros síntomas mediante un tratamiento farmacológico con apoyo psicoterapéutico.

Los episodios de cambios en el humor pueden ocurrir pocas o muchas veces al año, y muchas personas presentan síntomas emocionales entre ambos episodios, otras por el contrario no presentan ninguno.

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¿Qué es el trastorno bipolar?

Existen diferentes tipos de trastorno bipolar, que basicamente consisten en manía o hipomanía y depresión.

La sintomatología del humor puede cambiar de forma impredecible y consecuentemente la conducta, lo que produce un importante sufrimiento a quien lo padece, resultando muy incapacitante.

  • Trastorno bipolar I: Se considera cuando una persona sufre al menos un episodio maníaco que puede estar precedido o seguido de un episodio hipomaníaco, o un episodio depresivo mayor. En algunas personas, el episodio de manía puede provocar una desconexión absoluta de la realidad o brote psicótico.
  • Trastorno bipolar II: Se entiende cuando una persona sufre al menos un episodio de depresión mayor, y como mínimo, un episodio hipomaníaco, pero nunca llegan a padecer un episodio maníaco, por lo que no padecen brotes psicóticos, y por tanto se considera menos severo que el tipo I.
  • Trastorno ciclotímico: Se entiende cuando la persona sufre al menos durante dos años (1 año en el caso de niños y adolescentes) muchos episodios de hipomanía, seguidos de episodios con síntomas depresivos, aunque menos severos que los síntomas de la depresión mayor.
  • Otros tipos de trastorno bipolar: se entienden como trastornos bipolares inducidos por medicamentos, bebidas alcohólicas, o enfermedad, como por ejemplo la enfermedad de Cushing, la esclerosis múltiple, o el accidente cerebrovascular.

Aunque se suele referir que el trastorno bipolar II es una forma leve de trastorno bipolar I, en realidad se trata de un diagnóstico diferente. Ambos tipos resultan muy incapacitantes, ya que si bien los episodios maníacos del trastorno bipolar I pueden ser graves y peligrosos, las personas que padecen trastorno bipolar II pueden permanecer deprimidas durante períodos mucho más largos de tiempo.

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Neurobiología del trastorno bipolar

Un extenso trabajo realizado por el consorcio internacional de investigadores «Enigma Bipolar Disorder Working Group» ha logrado identificar ciertas anomalías cerebrales que parecen específicas de las personas que padecen trastorno bipolar y han creado el primer mapa de aquellas regiones que resultan clave en el cerebro y que se implican en la neurobiología del trastorno bipolar.

En los estudios previos que se habían realizado, ya se había determinado que el trastorno bipolar estaba asociado con diferencias estructurales del cerebro, pero la investigación que se había realizado hasta ese momento con neuro-imagen no había conseguido ofrecer unas conclusiones definitivas.

Este equipo de científicos ha impulsado el estudio más amplio realizado hasta la fecha sobre la materia, a partir del análisis de las imágenes de resonancia magnética de 6.503 personas, de las cuales 2.447 padecían trastorno bipolar y 4.056 que estaban sanas. Los investigadores han observado que los adultos con trastorno bipolar tienden a tener unas áreas corticales menos gruesas en los lóbulos frontal, temporal y parietal, y específicamente la corteza pre-frontal ventro-lateral es la que presenta el grosor cortical más reducido.

También se examinaron los efectos de algunos fármacos más empleados en el tratamiento del trastorno bipolar, como el litio, donde se ha podido observar que reduce la gravedad y frecuencia de los episodios maníacos. El trabajo ahora publicado ofrece algunas pistas sobre su mecanismo de acción, ya que el litio parece incrementar el volumen de sustancia gris en las zonas afectadas.

Otras investigaciones presentadas en la reunión anual de la «Sociedad para la Neurociencia» celebrada en Nueva Orleans, desvelan que las personas con trastorno bipolar tienen el metabolismo de la glucosa anormalmente elevado en la amígdala.

Según los trabajos de Wayne Drevets, profesor de psiquiatría de la «Universidad de Pittsburgh«, en Pensilvania, tanto en los enfermos con depresión mayor como en aquellos que padecen trastorno bipolar se produce un metabolismo anormal de la glucosa en la amígdala (una pequeña región del cerebro del tamaño de una almendra donde se procesan las emociones, como el miedo y la euforia).

Los autores de este trabajo ya habían demostrado previamente que en enfermos deprimidos se observaba un aumento del flujo sanguíneo en la amígdala, y que este incremento iría asociado a un aumento en la comunicación entre las neuronas en esta área. En esta ocasión, se emplearon técnicas más avanzadas como el P.E.T. o tomografía por emisión de positrones con una resolución más alta, con objeto de observar las funciones cerebrales, así como la R.M. o resonancia magnética para ver la estructura.

Además de confirmar los resultados previos, el equipo de Pittsburgh ha observado que en el trastorno bipolar, tanto en las personas en fase de manía como en fase de depresión, se observa un incremento notable en el metabolismo de la glucosa en la amígdala, y que este hecho también va asociado a altos niveles de cortisol en la depresión. «Se sabe desde hace unos 30 años que las personas deprimidas liberan gran cantidad de la hormona del estrés o cortisol«, dice Drevets. «Hay una especie de cascada química en el organismo que se sobre-estimula en la depresión, denominada eje adrenal-pituitario-hipotalámico, y nuestro estudio es el primero en aportar evidencia de que una amígdala hiperactiva podría ser la explicación de ese efecto«.

Los episodios de manía e hipomanía

La manía y la hipomanía son los dos tipos diferentes de episodios que se dan en el trastorno bipolar. La manía es más severa que la hipomanía y causa problemas importantes en las relaciones laborales y sociales, así como dificultades que hacen muy difíciles las relaciones emocionales.

Además, la manía puede provocar una desconexión de la realidad o psicosis y requerir ingreso hospitalario. Tanto los episodios maníacos como los hipomaníacos comprenden tres o más de los siguientes síntomas:

  • Episodios exagerados de optimismo, nerviosismo o tensión, así como un aumento exagerado de la actividad, energía o agitación.
  • Percepción exagerada de confianza en sí mismo y bienestar.
  • Menor necesidad de sueño.
  • Realizar compras compulsivas, tener prácticas sexuales de riesgo de forma intencionada, o hacer inversiones absurdas.
  • Frenesí de ideas.
  • Distracciones fáciles y frecuentes.
  • Locuacidad exagerada o verborrea.

Los episodios maníacos comienzan de forma brusca, con un aumento rápido de los síntomas en pocos días. Con frecuencia los episodios maníacos aparecen después de algún tipo de estrés psico-social. Estos episodios suelen durar desde algunas semanas a varios meses y generalmente son más breves y con un final más brusco que los episodios depresivos.

Los episodios depresivos

Un episodio depresivo mayor consiste en síntomas que son lo suficientemente graves para causar dificultades evidentes en las actividades cotidianas, como laborales, sociales o afectivas. Un episodio comprende cinco o más de los siguientes síntomas:

  • Estado de ánimo depresivo, como sentirse triste, vacío, desesperanzado o tener ganas de llorar. En niños y adolescentes, el estado anímico depresivo puede manifestarse como irritabilidad.
  • Disminución o aumento exagerado del peso y del apetito. En los niños, suele darse la imposibilidad para aumentar de peso según lo esperado.
  • Clara pérdida del interés y de la capacidad de sentir placer en todas, o casi todas las actividades.
  • Fatiga o pérdida de energía y respuestas más lentas.
  • Sentimientos de culpa excesivos, o de inutilidad inadecuados.
  • Disminución de la capacidad para concentrarse y pensar o de indecisión.
  • Pensamientos y/o intentos suicidas.

Los episodios depresivos persisten durante meses o incluso años. En el 5 a 10 %, de personas el episodio depresivo mayor se vuelve crónico y puede llegar a durar más de 2 años. Estos episodios depresivos aparecen con el doble de frecuencia en mujeres que en varones y suelen ser más largos.

Los episodios mixtos

Los episodios mixtos se caracterizan por un período de tiempo, de al menos 1 semana de duración, en el que prácticamente a diario se cumplen los criterios tanto para un episodio maníaco como para un episodio depresivo. La persona experimenta estados de ánimo que cambian del episodio maníaco al episodio depresivo mayor. En estos casos se suele incluir la agitación, insomnio, alteración del apetito, síntomas psicóticos y de ideación suicida.

Trastorno bipolar en niños

Los síntomas de trastorno bipolar pueden ser difíciles de identificar en niños y en adolescentes. No es fácil diagnosticar si esos altibajos son normales, o son el resultado del estrés o de un trauma, o señales de otro problema de salud mental diferente del trastorno bipolar.

Los signos más notables de trastorno bipolar en niños y adolescentes generalmente comprenden cambios importantes en el estado de ánimo muy diferentes de sus cambios anímicos habituales.

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Preguntas frecuentes sobre el trastorno bipolar

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Referencias

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  • Becoña E. y Lorenzo M.C. Tratamientos psicológicos eficaces para el trastorno bipolar. Psicothema Vol. 13 Número 3 pp. 511-522 (2001).
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