- Curso de hipnosis
- Sigmund Freud y la hipnosis con el método catártico
- Las conclusiones de Sigmund Freud
- Las conclusiones de Freud sobre la Formación de la Fantasía
- La influencia de Sigmund Freud
- Peculiaridades de Sigmund Freud
- Libros de Sigmund Freud
- Preguntas frecuentes sobre Sigmund Freud
- Otros temas de hipnosis que podrían interesarte
- Referencias
Sigmund Freud utilizó la hipnosis con el método catártico de Breuer sólo durante un breve período de tiempo (desde 1886 hasta 1896).
Freud pronto se apercibió de que un elemento extraño no previsto interfería en la abreacción durante la evocación de los recuerdos traumáticos para aliviar el «monto de afecto» que se creía conducía a la histeria, obteniendo fabulaciones (que más adelante se denominarían falsos recuerdos), por lo que Freud se apercibió enseguida de que la abreacción presentaba graves problemas terapéuticos.
Estos falsos recuerdos no explicaban ni justificaban la histeria que padecían sus pacientes, por lo que decide sustituirla por «la cura del habla» que después se transformaría en la asociación libre y el psicoanálisis.
Sigmund Freud y la hipnosis
Sigmund Freud adquiere sus conocimientos de hipnosis por consejo de su amigo y colega Breuer asistiendo a clases con Charcot mediante una beca de estudios, pero también de forma secreta con Liebeault y especialmente con Bernheim (para no ofender al primero, puesto que se trataba de escuelas abiertamente enfrentadas).
Con frecuencia se afirma que Sigmund Freud fue el primero en proponer que la hipnosis permitía el acceso al subconsciente, y a través de el, a los recuerdos traumáticos que conducían a la histeria, sin embargo esto no es cierto, esta teoría ya había sido acuñada por Janet.
Aunque se especula mucho sobre las razones que llevaron a Sigmund Freud al abandono de la hipnosis, e incluso se llegó a afirmar que sus habilidades con ella no eran demasiado buenas, la realidad es que no son más que ambiguos ríos de tinta, a los cuales los seguidores de Freud (psicoanalistas) eran tan propensos.
La única razón corroborada fue su propio razonamiento ante el fracaso obtenido mediante el método catártico heredado de su colega Breuer y los conocimientos adquiridos con Liebeault y Bernheim, más que con Charcot, al que si bien le unía una gran admiración hasta el punto de lucir permanentemente una foto suya en el consultorio, sospechaba que sus teorías respecto a que la hipnosis no era más que una herramienta para inducir los síntomas histéricos, estaban equivocadas. Freud comulgaba más con la escuela de Nancy como constructos basados en las teorías de Janet.
Sigmund Freud y la hipnosis con el método catártico
La realidad palpable era que si bien obtenía resultados espléndidos en la inhibición de los síntomas histéricos (somatomorfos) e incluso dolorosos (analgésicos), no sucedía lo mismo con la abreacción, cuyos resultados más frecuentes (según Freud lo observaba) era lo que denominaba fabulaciones (más adelante denominado síndrome de falso recuerdo).
Estos falsos recuerdos no explicaban ni justificaban la histeria de sus pacientes, ya que los recuerdos evocados no eran reales, y según lo apreciaba, muchas veces estas fabulaciones estaban relacionadas con aspiraciones frustradas de su propio paciente, donde en ocasiones, el propio médico estaba incluido.
Esto fue lo que le sucedió a su colega Breuer con el caso de Anna O. (nombre supuesto de Bertha Pappenheim) que ocasionó el abandono del tratamiento y que le traspasase el caso. Pero Anna O. aunque es el caso más popular (e influyente), no era ni mucho menos el único en el cual observaba este fracaso de la abreacción.
Esto convierte a Sigmund Freud en el primero en observar de una forma pragmática el fracaso del modelo. Freud se muestra confundido, y no llega con rapidez a una conclusión clara respecto a lo que fallaba con este tipo de hipnosis, lo que demuestra sus 10 años en cambiar el modelo por la «cura del habla«, aún siendo consciente de que el sistema presentaba serios inconvenientes algunos años antes. Su primera intuición fue culpabilizar a la catarsis como método, en lo que estuvo absolutamente acertado, y en segundo lugar, culpar a la hipnosis como herramienta, en lo que se equivocó.
En esta segunda conclusión fue determinante el protocolo utilizado en la época, donde el médico siempre inducía una amnesia intencionada del contenido de la sesión, puesto que se pensaba que de esta forma no se interfería conscientemente en ese desligar paulatino de los recuerdos traumáticos y sus emociones (que más adelante se definirá como asociación – disociación) respecto de la conducta.
Las conclusiones de Sigmund Freud
Estas conclusiones de Sigmund Freud deben basarse en una etapa histórica del conocimiento científico donde no se concebía ni conocía otro uso diferente de la hipnosis que la abreacción (a efectos de terapia de la conducta) y lo manifiesta diciendo que «la teoría sugiere que la hipnosis es un estado de regresión parcial. Obviamente esto se encuentra totalmente superado en la psicología actual.
La hipnosis causa una regresión en el proceso de pensamiento hacia una etapa más infantil donde las fantasías y las alucinaciones durante la hipnosis son indicaciones de un modo primitivo de pensar. (Hawkins, 1998, p. 16).»
En estas condiciones, y sin posibilidad de certeza, Freud decide como única opción eliminar ambos parámetros de la ecuación. Por otra parte, a la par de la decisión, comienza a elaborar su propia «teoría libidinal» donde comienza a argumentar que según su consideración, la abreacción no se retrotrae a recuerdos traumáticos, sino a recuerdos reprimidos del paciente, e incluso con la propia hipnosis, especulando con la relación hipnótica (médico – paciente) como «un instrumento erótico que consiste en el abandono amoroso total, a excepción de cualquier satisfacción sexual (De Liguori, 1973 p. 21)«.
Por esta razón en 1896 rechaza la hipnosis como innecesaria, y además «por fomentar con demasiada frecuencia insinuaciones no deseadas de carácter amoroso por parte de los pacientes.» (Hawkins, 1998, p. 16). Esta, cuando menos pintoresca, teoría libidinal de Sigmund Freud que incluso llega a presentar ante el colegio de médicos de Viena supone el alejamiento de su amigo y colega Breuer, que a pesar del aprecio, no puede apoyarle en tan alocadas teorías.
La distancia entre ambos llega a hacerse al menos tan grande como la que Freud realiza con respecto a la hipnosis, y reniega de él, así como de Charcot, Liebeault y Bernheim, entendiendo que sus propias teorías son las más modernas y avanzadas.
Las conclusiones de Freud sobre la Formación de la Fantasía
El conclusiones de Freud sobre la participación de la voz en la fantasía le sobreviene muy pronto y rápidamente lo refleja en sus manuscritos. Freud opinaba que las fantasías se forman con los restos de las cosas oídas y mal comprendidas, que fueron resignificadas con posterioridad. Lo oído, gracias a la voz, se inscribirá luego en la palabra cuando ya haya representaciones y procesos secundarios, pero sin la voz no habría forma de que se vinculara el cuerpo con el lenguaje.
Freud opinaba que la hiperestesia auditiva de algunos insomnes adultos está relacionada con épocas muy tempranas de la infancia, cuando el sujeto cohabitaba en la misma habitación de los padres y tenía ocasión de ver mucho y oír mucho más, cuando aún no había alcanzado la capacidad de hablar.
Después con la primera polución nocturna, según Freud, se resignifican esas fantasías onanistas con el tiempo primero traumático de la escena primaria, resultado de lo cual se produce un insomnio como formación de compromiso: por un lado, una defensa contra esas percepciones nocturnas y por otra, un deseo de conservar la vigilia en que pudo espiar esas impresiones (Freud 1986r, pp. 75-76 1939).
Entonces uno de los efectos traumáticos de la fantasía de la escena primaria retorna en algunas formas de insomnio. Traumático porque no se puede ligar. La voz en la escena primaria no tiene como función principal ser vehículo de la palabra sino del goce (gemido, llanto, y vocalizaciones que no tienen sentido para el infante). El infans estuvo incluido en esa escena negligentemente como «testigo«, a la espera de que luego las palabras de los padres y sus intersticios, pudieran transmitir qué querían de él.
La influencia de Sigmund Freud
No es nuestra función analizar aquí las consecuencias que las teorías de Sigmund Freud han tenido sobre la psicología, pero sí sobre la hipnosis. La extraordinaria relevancia que el personaje tuvo en la evolución de las psicoterapias, y aunque Freud contaba con tantos seguidores como escépticos, lo cierto es que abre una etapa negra en cuanto a la hipnoterapia se refiere.
La investigación respecto de las características de la hipnosis prácticamente se detiene, y la evolución hacia la hipnosis clínica se retrasa por casi 80 años, por lo que su influencia no puede calificarse de otra forma sino nefasta. Es necesario que el siglo XX se encuentre considerablemente avanzado para que las investigaciones referentes a la hipnosis evolucionen, de la mano de Hull y la hipnosis directa primero y Erickson con la hipnosis indirecta después, para continuar con Hilgard, Weitzenhoffer, y Spanos en su tránsito, ya imparable, hacia la hipnosis clínica.
Peculiaridades de Sigmund Freud
A pesar de que su familia era judía, Sigmund Freud fue educado en su juventud al margen de cualquier idea religiosa y de nacionalismos, y aunque su familia era pobre, consiguieron que ingresara en la Universidad de Viena a los 17 años, donde estudió la carrera de medicina, dentro de un ambiente creciente de anti-semitismo que ya se respiraba en Austria, por lo que decidió cambiarse el nombre de Sigismund a Sigmund.
Sigmund Freud aprendió español de forma autodidacta, que llegó a hablar bastante bien, por lo que fundó, junto con su amigo Eduard Silberstein, una sociedad que llamaron academia castellana, donde se hacía llamar Cipión. En esta sociedad se realizaban lecturas de las obras de Miguel de Cervantes, especialmente el quijote, entre otros clásicos.
En 1886, Sigmund Freud se casó con Martha Bernays, de la que se enamoró a primera vista. Ella era la hija de un comerciante de prestigio, y pertenecía a una familia judía de Hamburgo muy religiosa, que finalmente aceptó sus esponsales a pesar de que Freud era completamente ateo.
Libros de Sigmund Freud
- Estudios sobre la histeria.
- Primeras publicaciones psicoanalíticas.
- La interpretación de los sueños.
- Psicopatología de la vida cotidiana,
- Tres ensayos de teoría sexual.
- El chiste y su relación con lo inconsciente.
- Análisis de la fobia de un niño de cinco años.
- A propósito de un caso de neurosis obsesiva.
- Cinco conferencias sobre psicoanálisis.
- Trabajos sobre técnica psicoanalítica.
- Tótem y tabú.
- Trabajos sobre meta-psicología.
- Conferencias de introducción al psicoanálisis.
- De la historia de una neurosis infantil.
- Más allá del principio de placer.
- Psicología de las masas y análisis del yo.
- El yo y el ello.
- Inhibición, síntoma y angustia.
- ¿Pueden los legos ejercer el análisis?.
- Esquema del psicoanálisis.
- El malestar en la cultura.
Preguntas frecuentes sobre Sigmund Freud
Otros temas de hipnosis que podrían interesarte
Referencias
- Freud S. Hipnosis. Obra completa volumen 1 capítulo 10 (1891).
- Freud S. Prólogo y notas de la traducción de J. M. Charcot. Obra completa volumen 1 capítulo 12 (1894).
- Freud S. Estudios sobre la histeria. Parte teórica. In J. Obra Completa volumen 2 (1895).
- Freud S. Fragmento de análisis de un caso de histeria. Caso Dora. Obra completa volumen 2 (1905).
- Freud S. Tres Ensayos para una teoría sexual. Obra completa volumen 7 (1905).
- Freud S. Introducción al narcisismo. Obra completa volumen 14 capítulo 2 (1915).
- Freud S. Lo inconsciente. Obra completa volumen 14 capítulo 5 (1915).
- Freud S. Más allá del principio del placer. Obra completa volumen 18 capítulo 1 (1919).
- Freud S. Psicología de las masas y análisis del yo. Obra completa volumen 18 capítulo 2 (1921).
- Freud S. El yo y el ello. Obra completa volumen 19 capítulo 1 (1923).
- Freud S. La Negación. Obra completa volumen 19 capítulo 13 (1925).
- Freud S. La descomposición de la personalidad psíquica. Obra Completa volumen 22 conferencia 31 (1933).
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