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¿Qué es la hipnosis?

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La hipnosis es un procedimiento clínico en el que un psicólogo sugiere cambios en las sensaciones, percepciones, emociones, pensamientos y/o acciones en una persona denominada “sujeto” o «participante» (Kilshtrom 1985, Kirsch 1994).

El interés general por la hipnosis ha decrecido dramáticamente en los últimos años, así como el número de profesionales que la emplea regularmente (Kraft & Rodolfa 1982, Rhue Lynn & Kirsch 1993), debido al alto número de fraudes que se amparan en ella.

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No obstante, muchos investigadores le han dedicado una gran atención (Lynn & Rhue 1991). La investigación clínica sobre la hipnosis indica que es mucho más que una simple terapia sujeta a modas pasajeras incorporada al bagaje clínico de las herramientas psico-terapéuticas.

Los meta-análisis han demostrado que el uso de la hipnosis clínica o cognitivo conductual y psicodinámica obtiene espléndidos resultados de eficiencia (Kirsch Montgomery & Sapirstein 1995, Smith, Glass, & Miller 1980). Además de ello, se ha encontrado evidencia de que es una técnica clínica muy eficiente para el control del dolor (Patterson & Jensen 2003).

De forma tradicional, los cambios en la experiencia y la conducta que ocurren durante la hipnosis se atribuyeron en el pasado a un estado de trance. Durante años, se dio por sentado la naturaleza causal del estado hipnótico como un estado alterado de la conciencia, sin embargo, hoy se sabe que esto no es cierto. Durante los años 50 y 60, los teóricos del «no-estado» desafiaron este concepto, formulando la hipótesis de que un estado de trance no era necesario para explicar los fenómenos que caracterizan a la hipnosis (Barber 1969, Sarbin 1950). Las evidencias que finalmente determinaron el rechazo del estado alterado de conciencia fueron los siguientes:

  • No existen marcadores ni potenciales evocados fisiológicos de un hipotético estado de trance.
  • Todas las experiencias supuestamente alteradas provocadas por una sugestión hipnótica, pueden ser igualmente provocadas por una sugestión no hipnótica.
  • Aunque al aplicar hipnosis se incremente la sensibilidad hacia las sugestiones, sólo lo hace de forma breve.
  • Se puede lograr un incremento similar en la sensibilidad hacia una sugestión a través de una amplia variedad de técnicas dirigidas a incrementar la motivación y las expectativas para responder cognitivamente de una forma muy similar. (Kirsch & Lynn 1995).

Este concepto tradicional de la hipnosis como un estado alterado de la consciencia, fue cuestionado en primer lugar por Theodore Sarbin en 1950, quien afirmó que la hipnosis podía ser conceptualizada como «creer en las imaginaciones» (believed in imagining) y desarrolló una «teoría del rol» basada en la metáfora de un rol, para establecer la interacción hipnótica entre el hipnólogo y el sujeto, donde ambos representan roles recíprocos para seguir un guión no explícito (Sarbin 1997), desarrollando así la teoría del rol con W.C. Coe (Sarbin & Coe 1972, Coe & Sarbin 1991).

En su investigación se subraya la importancia del conocimiento por parte de los participantes sobre lo que se requiere en la hipnosis, respecto a las auto-percepciones y percepciones relacionadas con su rol, y las expectativas, así como las habilidades imaginativas demandas en la representación de su rol.

La teoría del rol de Sarbin (1950) se malinterpreta con frecuencia y se describe inapropiadamente como «desempeño de roles«, lo que implicaría que el sujeto hipnotizado está simplemente simulando.

Aunque en principio esto pueda parecer una diferencia sutil, su importancia es realmente crucial. Todos representamos muchos roles sociales a lo largo de la vida, lo que incluye el rol de padre, hijo, estudiante, profesor, amigo, colega, supervisor, supervisado, etc.

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Esos roles moldean nuestra conducta. La conducta de un profesor en una clase es muy diferente a la de un estudiante, así como la conducta de un hipnólogo es diferente a la de su paciente. Decir que se representa el rol de padre no implica que se esté fingiendo ser padre. De la misma forma, cuando las personas adquieren el rol de persona hipnotizada, no están fingiendo estar hipnotizados, como indicó Sarbin.

¿Cómo funciona la hipnosis?

Es frecuente que clínicos e investigadores destacados, hayan ofrecido explicaciones sobre cómo funciona la hipnosis totalmente diferentes, e incluso contrapuestas. (véase Theories of HypnosisLynn & Rhue 1991).

Igualmente se han sucedido diversidad de modelos o corrientes en su aplicación que han variado a lo largo del tiempo, al igual que las propias teorías, bajo la base del conocimiento científico y la neurobiología de la conducta que han sufrido un impulso en el siglo XXI.

que es la hipnosis

Por tanto, podríamos clasificar dos modelos esenciales de aplicación, que explican de forma diferencial cómo funciona la hipnosis.

  •  Modelos intrapersonales. Basados en el abordamiento de la persona en función de sus características personales, esto es, sus trastornos de conducta, sus prevalencias genéticas (anamnesis familiar), y la deficiencia en su salud mental o bienestar que esto le supone.
  •  Modelos interpersonales. Basados en el aspecto social de la persona y la influencia que su entorno le repercute en la conducta.

El primer problema que esta distribución previa genera, es que no siempre (o casi nunca) se emplea uno de los modelos anteriormente señalados de forma unilateral (Lynn & Rhue 1991), sino que generalmente los clínicos suelen andamiar sus abordamientos mezclando ambos modelos, lo que dificulta la exposición respecto al comportamiento de la hipnosis sobre la conducta.

A pesar de ello, diferenciaremos distintos modelos generales de intervención, y su repercusión como técnica o técnicas de modificación de la conducta, especificando de forma clara, que cuando en el abordamiento se inoculan una o varias técnicas de modificación de la conducta (corroboradas), su definición debe ser HIPNOTERAPIA.

La hipnosis como herramienta disociativa

Ernest R Hilgard

Siempre que se cita la disociación en el contexto de la hipnosis, debe hacerse referencia obligada a su principal artífice, esto es, Ernest Hilgard, que lo definió durante los años 1974, 1986, 1991 y 1992 y cuya influencia sobre el andamiaje que utilizan los hipnólogos resulta innegable. El abordamiento de disociación de Ernest Hilgard es un modelo que se basa en la opinión de que las personas no poseen uno, sino varios sistemas cognitivos, capaces de procesar la información simultáneamente.

Estos sistemas cognitivos estarían organizados de una forma jerárquica, bajo el control de un sistema ejecutivo, que denomina «yo ejecutivo«. Los sub-sistemas cognitivos que dependen de él, se harían cargo de las habituaciones (con sus distorsiones, como sería el caso de las dependencias) y las percepciones (con sus correspondientes distorsiones cognitivas). 

Hilgard lo describe de la siguiente manera: Normalmente se piensa que las funciones ejecutivas centrales se reparten entre el hipnólogo y la persona hipnotizada, sin embargo, esta última conserva una buena parte de las funciones ejecutivas vigílicas, esto es, la capacidad de responder a preguntas sobre su pasado o proyectos, y la de aceptar o rechazar sugerencias o sugestiones, especialmente en lo que se refiere a moverse o participar en determinado tipos de actividades.

Al mismo tiempo, el sujeto (hipnotizado) cede al hipnólogo parte de sus funciones ejecutivas al hipnólogo. Este concepto intrapersonal neodisociativo ha sido uno de los más relevantes y considerados en la hipnosis clínica a lo largo del tiempo.

«De esta forma, en la relación que se establece entre el hipnólogo y el sujeto (hipnotizado), este último tiende a actuar y a experimentar de forma subjetiva las sugestiones del hipnólogo, llegando a ceder una parte del control de movimientos, si así se le condiciona. (Hilgard 1992)«.

Este abordamiento con orientación disociativa de Hilgard se encuadra dentro del modelo intrapersonal, y ha supuesto un importante avance dentro de la hipnoterapia (Kihlstrom 1985 – 1997). Hilgard ha insistido siempre, (al igual que el resto de disociacionistas), en considerar la hipnotizabilidad como algo mesurable (generalmente mediante escalas). 

Hilgard (1977) publicó un influyente libro que revitalizó este concepto al proponer la teoría disociativa basada en un modelo cognitivo de división de conciencia. La teoría disociativa de Hilgard (1977, 1986, 1994) se basa en la idea de que existen múltiples sistemas cognitivos, o estructuras cognitivas organizadas de forma jerárquica que se encuentran, bajo el control de un «ego-ejecutivo«.

Este «ego-ejecutivo» o estructura de control central sería la responsable de planificar y supervisar las funciones de la personalidad y la conducta. Durante la hipnosis, los sub-sistemas de control relevantes se disocian temporalmente del control ejecutivo y son activados directamente por las sugestiones del hipnólogo. Esta reducción del control ejecutivo es responsable de la impresión subjetiva de involuntariedad que habitualmente se da en las respuestas hipnóticas.

airsnore
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La hipnosis como herramienta cognitivo comportamental

La teoría de la hipnosis clínica o hipnosis cognitivo conductual es un modelo obra de Theodore X. Barber (1969) quien se influenció por las teorías de Sarbin, y criticó el concepto de estado hipnótico por su circularidad lógica.

En una importante serie de estudios realizados durante los años ´60 (Barber 1969, Barber & Calverly 1964, 1969) e inicios de los ´70 (BarberSpanos & Chaves 1974), Barber y sus colaboradores demostraron que la actitud, expectativa y motivación del paciente podrían ser determinantes, y que influían en las respuestas hipnóticas.

Theodor X Barber

Incluso fue más allá, demostrando que participantes «muy motivados» no hipnotizados, y participantes hipnotizados, respondían a las sugestiones de una forma similar. Dado que las respuestas hipnóticas no eran particularmente infrecuentes, y no requerían de ningún estado de conciencia fuera de lo normal. Por consiguiente, los hipnólogos no tenían ninguna necesidad de decir a sus pacientes que se encontraban bajo un trance, antes de aplicar sugestiones terapéuticas.

Para Barber (1961, 1969) las extraordinarias características de la hipnosis no lo son tanto, sino que pueden ser reproducidas y explicadas a través de las actitudes, motivaciones, expectativas y capacidades de imaginación e implicación emocional, sin que exista ninguna inducción formal previa. (González Ordi 2006).

Según las características interpersonales del paciente y el contexto hipnótico, Barber apoya la existencia de 4 factores que determinarían el comportamiento hipnótico, y que irían desde los factores sociales que obligan al sujeto a cumplir con las sugestiones hipnóticas del hipnólogo, las habilidades adquiridas por el hipnólogo, y finalmente con la eficacia del procedimiento aplicado al sujeto, y el tipo de sugestiones que reciba (Yapko 2008).

La hipnosis como herramienta psico-social

Nicholas P Spanos

Nicholas P. Spanos es el autor de este modelo interpersonal consistente en la ampliación de la teoría del Rol de Sarbin, y la teoría cognitivo comportamental de Barber, en una de las aproximaciones teóricas más influyentes para la comprensión de una conducta hipnótica. La investigación de Spanos  (Spanos 1986 – 1991, Spanos & Chaves 1989) se centra en la importancia de los procesos psico-sociológicos, como por ejemplo, las expectativas, la atribución e interpretación de las comunicaciones hipnóticas, y la interpretación de la conducta de uno mismo.

Igualmente se centra en las actividades dirigidas a un objetivo y con sus correspondientes respuestas estratégicas (imaginación, fantasía y focalización de la atención). Spanos y sus colegas entienden que las sugestiones contienen estrategias que ayudan a la persona a responder apropiadamente (BarberSpanos, & Chaves 1974, Spanos & Barber 1974, Spanos, Cobb, & Gorassini 1985, Wagstaff 1991).

Se debe pensar en cómo la forma de verbalizar una sugestión puede promover la experiencia de que la respuesta sean hechos o sucesos involuntarios, más que acciones premeditadas y deliberadas. Spanos en 1971 hipotetizó que el participante responde a las sugestiones como si fueran involuntarias, cuando queda absorto en un patrón de imaginaciones que denomina fantasías dirigidas a un objetivo o FDO. Las FDO son situaciones imaginadas que, en caso de darse, lo esperable es que suponga una concurrencia involuntaria de las respuestas motoras implícitas en la sugestión (Spanos et al. 1974, Ordi 2006).

De hecho, las FDO están relacionadas con la percepción de involuntariedad que acompaña a la respuesta de una sugestión en particular. En cualquier caso, las FDO no determinan la cantidad de sugestiones que una persona puede superar (Lynn & 1992). Una de las contribuciones más importantes de Spanos ha sido desafiar la aceptada opinión de que la sensibilidad hipnótica es similar a un sesgo, y que sólo podría ser modificada dentro de unos márgenes estrechos, argumentando que los procesos psico-sociales podían explicar la aparente estabilidad de la sugestionabilidad hipnótica. Un estudio de Piccione, Hilgard y Zimbardo en 1989, con un seguimiento de 25 años, mostró unas correlaciones de test-retest >71.

En cualquier caso, de acuerdo con Spanos, esta estabilidad sólo reflejaría el hecho de que las actitudes y creencias hacia la hipnosis, y la interpretación de las sugestiones hipnóticas permanecen estables a lo largo del tiempo. Spanos y sus colegas (Gfeller 1993, Gorassini & Spanos 1986) desarrollaron un programa de modificación de la sugestionabilidad hipnótica basado en el aprendizaje social o vicario y las habilidades cognitivas, en el que se proporcionaba a los participantes con una baja sugestionabilidad, una amplia información dirigida a modificar sus actitudes hacia la hipnosis (Capafons 2002) e incrementar su implicación en las imaginaciones relacionadas con las sugestiones, interpretando las comunicaciones hipnóticas de un modo coherente con las sugestiones hipnóticas (Ordi 2003, Gorassini & Spanos 1999).

Este programa modificó con éxito la sugestionabilidad de aproximadamente la mitad de los individuos poco susceptibles examinados, de manera que después del entrenamiento reaccionan como sujetos altamente sugestionables. Esta investigación fue replicada en otros laboratorios (Gorassini & Spanos 1999), extendiéndose sus efectos a una variedad de sugestiones difíciles, y situaciones de prueba.

La hipnosis como herramienta activo / pasiva

Si existe un clásico dentro de los diferentes tipos de hipnosis, este es sin duda el modelo interpersonal con orientación activo – pasivo. Comenzado a desarrollar en el siglo XIX por Brenheim y posteriormente por Hull, máximo exponente de la hipnosis directa o conductista, durante la primera mitad del siglo XX. Este modelo basa su argumento en el autoritarismo del hipnólogo y las sugestiones que utiliza, con objeto de lograr una respuesta pasiva y sumisa por parte del sujeto (hipnotizado), acuñando términos que quedarían para la historia de la hipnosis como las «órdenes hipnóticas«.

Clark L Hull

Este modelo intrapersonal exploró la paradoja activo – pasivo de la hipnosis, asignado roles activos al hipnólogo en base a su figura de autoridad, y un rol pasivo a la experiencia subjetiva por parte del sujeto (hipnotizado). Dentro de estos roles se perseguía la sumisión comportamental del sujeto, no solo en potenciales evocados, sino también en su conducta.

Para entender el abordamiento activo – pasivo, debemos ubicarnos en el primer segmento del siglo XX, dentro de un marco de referencia de la psicología conductista. El conductismo ha sido una etapa arduamente conflictiva y objeto de cisma, no solo en la psicología, sino también en la hipnosis.

No obstante sus aportaciones a la psicoterapia de la conducta son extraordinariamente importantes, no en vano, una buena parte de la psicoterapia moderna del siglo XXI cognitivo conductual (Ordi 2003), le debe debe a esta corriente al menos el 50% de su eficiencia clínica y técnicas de modificación de conducta comportamentales tan esenciales como el condicionamiento instrumental y su correspondiente recompensa.

También aportó la aversión como correspondencia al castigo, y lo que es más importante aún, las contigencias, un elemento básico de la psicoterapia moderna. El conductismo despreciaba la psicología como un paradigma filosófico, y únicamente aceptaba aquellas técnicas que pudieran ser mesurables y corroboradas en un laboratorio de psicología, primeramente con animales y en última instancia con personas.

De esta época se destacan personalidades como Skinner y su caja de condicionamiento con animales, dentro de este laboratorio de psicología. El perfeccionamiento obtenido en el aprendizaje de conducta con animales fue tan extraordinario, que el ejercito de los Estados Unidos consideró seriamente la posibilidad de utilizar palomas entrenadas por Skinner para manejar bombas de precisión durante su vuelo, ya que en aquella época aún no existía los misiles con GPS.

En lo que a la hipnosis corresponde, hablar de abordamientos conductistas supone una referencia obligada a Clark Hull. Introductor indiscutible de la psicoterapia conductista en hipnoterapia, consolida su modelo de hipnosis directa, donde el abordamiento pasivo – activo suponía la piedra angular. Debe considerarse que en este punto específico de evolución en las psicoterapias, el conductismo gozaba de un gran prestigio y reconocimiento científico, por lo que la hipnoterapia conductista, conocida como hipnosis directa, disfrutó de esplendor.

quemador de grasa
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La hipnosis como metáfora

Milton Erickson

Sin embargo pronto sobrevino el cisma. Es discutible y objeto de debate, si esto se produjo primero en la psicología o en la hipnosis. En cualquier caso, nos referiremos únicamente a esta última, por ser el objeto que nos ocupa. Lo cierto es que el abordamiento activo – pasivo no gozaba de las simpatías de todos, y muchos pensaban que otorgar el rol autoritario al hipnólogo, no era un procedimiento éticamente válido. Paradójicamente, uno de los alumnos más destacados de Clark Hull, se opuso a su modelo (y al conductismo establecido en general).

De esta forma creó una nueva corriente, que decidió llamar con la definición contraria a su maestro, esto es, la hipnosis indirecta. El precursor de este cisma es el Dr. Milton Erickson, que rechazaba la propuesta conductista y su abordamiento activo – pasivo . No es necesario decir que esto produjo graves enfrentamientos entre ellos, con consecuencias para el conocimiento científico, ya que algunos de los trabajos de investigación realizados conjuntamente por ambos, jamás se publicaron.

El abordamiento activo – pasivo, y en general la psicoterapia conductista pronto caería en desgracia, y con el la hipnosis directa de Hull. Al conductismo se le acusó de no seguir sus propias normas empíricas, y naturalmente de no contemplar o tener en cuenta otros procesos, al menos tan importantes como los comportamentales, es decir, los procesos cognitivos.

En la hipnoterapia, el mundillo científico de la época apostaba por la hipnosis directa de Hull, pero se equivocaron. El cognoscitivismo en la psicoterapia pronto fue obteniendo el reconocimiento científico, que en buena ley merecía, y la terapia cognitiva fue adjuntándose a la terapia conductual, dando lugar a una nueva corriente.

Esto influyó seriamente en favor del díscolo alumno Milton Erickson y su hipnosis indirecta. La rebeldía de Milton Erickson no solo concierne al modelo conductista de psicoterapia, sino que declaraba en favor de la intervención ecléptica dentro de la hipnosis, sin modelos o corrientes establecidas, cosa que la hipnosis indirecta tampoco cumplió, ya que en contra del propio Milton Erickson, se establecieron protocolos de abordamiento, algo con lo que nunca estuvo de acuerdo.

Tras esta breve licencia histórica de Mente y Cuerpo, volvemos al abordamiento activo – pasivo. Este modelo de abordaje presentaba no pocos inconvenientes en su aplicación. Al margen de no tener en cuenta los procesos cognitivos, cosa que naturalmente compartía con la psicoterapia conductista, y que produjo no pocos fracasos clínicos, ya que funcionaba de forma espléndida en los animales, con procesos cognitivos menores o inexistentes, pero bastante mal con las personas, ya que los procesos cognitivos humanos, como hoy se sabe, son uno de los pilares fundamentales de la psico-patología, tampoco logró nunca una activación de roles suficientemente operativa.

Esto es debido a un error conceptual de la época, donde aún no se encontraba plenamente establecido ni consolidado que la hipnosis no suponía pérdida alguna de la consciencia, y por consecuencia, de la voluntad, sino que se trataba de un proceso de abstracción selectiva, procurado mediante una focalización atencional, lo que no facilita ni colabora de forma alguna con asumir roles pasivos ante una figura de autoridad como el hipnólogo (exceptuando psico-patologías que lo procuren, o la psicología del endogrupo tantas veces utilizada en la hipnosis de espectáculo).

Como consecuencia de todo ello, el abordamiento activo – pasivo desaparece del contexto de la hipnoterapia, pero dejando legados perennes que tardarían décadas en desaparecer, como las órdenes hipnóticas o las órdenes post-hipnóticas, así como las mediciones respecto a la hipnotizabilidad que carecían de todo rigor científico, algunas de ellas mediante banales escalas, y otras mediante absurdas pruebas como «la mano levitante» o la «caída hacia atrás«, que causó más de una costilla rota tanto de clientes como de hipnólogos.

Pero sin duda, su legado más reconocible y absurdo sería el «mira fijamente a mis ojos«, que sería utilizado por la hipnosis escénica durante décadas. Esto no deja de resultar paradójico para Hull, que despreciaba profundamente este tipo de prestidigitación que se hace pasar por hipnosis, y a quienes la practicaban.

La hipnosis como herramienta cognitiva

El abordamiento cognitivo o socio-cognitivo en un modelo interpersonal que ha comenzado a obtener relevancia en el siglo XX y que se basa en el papel que la hipnosis juega en el bagaje cognitivo del sujeto, que hace posible sus creencias irracionales y distorsiones cognitivas que facilitan la psico-patología, y como condiciona sus relaciones y respuestas sociales (Lynn & Sherman 2000).

Posiblemente es uno de los abordamientos, que cuenta con mayor vigencia y personas relevantes que concluyen la importancia de la hipnoterapia enfocada desde este concepto.

Assen Alladin

Tales como el doctor Nicholas Spanos (Spanos y Chaves 1989), el doctor Irving Kirsch (1991 Kirsch & Lynn 1995), el doctor Graham Wagstaff (1991), o el doctor Steven Lynn (Lynn y Rhue 1991). Sus trabajos y publicaciones científicas hacen hincapié en la relevancia que la hipnosis tiene sobre los factores contextuales y psico-sociales, pero especialmente en su labor cognitiva, y lo que es capaz de lograr dentro del abordamiento psico-terapéutico.

Cuando se habla de este modelo de abordamiento, hoy más conocido como hipnosis cognitiva, la referencia hacia el doctor Assen Alladin es obligada, ya que se le considera virtualmente el padre del modelo.

Este modelo es el comienzo de un esfuerzo en la relación interpersonal entre el hipnólgo y su paciente, que ya nunca más se abandonaría en modelos posteriores, una vez la hipnosis clínica con orientación cognitivo conductual se consolida en la hipnoterapia a finales de siglo XX.

La hipnosis como herramienta de expectativa de respuesta

Irving Kirsch

La teoría de la expectativa de respuesta de Kirsch (Kirsch, 1985, 1991, 1994) es una extensión de la teoría del aprendizaje social de Rotter, y está basada en que las expectativas pueden generar respuestas involuntarias.

La expectativa de respuesta es la anticipación de una reacción automática, y se entiende como la base del efecto placebo. Kirsch (1985, 1994) sostiene que al igual que los placebos, la hipnosis provoca efectos de cambio en las expectativas de los clientes, pero a diferencia del placebo, no requiere del engaño para su eficiencia. Kirsch mantiene que las inducciones hipnóticas son similares a los placebos, dado que no contienen ningún ingrediente específico.

Por ejemplo, las inducciones de Charcot, consistían en presionar la frente, mientras se hacía sonar gongs orientales, y se encendían luces, mientras que las inducciones actuales normalmente se basan en una relajación previa, por tanto, el único componente común parece estar en que los sujetos crean en el procedimiento. Las experiencias y conductas de los sujetos hipnotizados parecen estar relacionadas con sus expectativas.

Por ejemplo, los sujetos de Mesmer eran sugestionados mediante la convulsión, mientras que las sugestiones de los hipnólogos posteriores conducían a la relajación. Consecuentemente, se ha deducido que la expectativa de respuesta correlaciona las respuestas a las sugestiones (Kirsch, et al. 1995). 

Kirsch considera que la expectativa de respuesta es parte de la esencia de la hipnosis y no simplemente una consecuencia. Kirsch y sus colegas (Wickless & Kirsch, 1989) han demostrado que la sensibilidad a la sugestión hipnótica puede modificarse manipulando la expectativa del sujeto hipnotizado.

La hipnosis como herramienta integradora

Según el modelo intrapersonal integrativo de la hipnosis de Lynn y sus colegas (Lynn & Sivec 1992), las personas que responden con éxito a una sugestión hipnótica actúan como sus propios agentes de resolución de problemas, que integran información de fuentes situacionales tanto personales como interpersonales.

La investigación de Lynn, ha conseguido acreditar la importancia de los factores afectivos y de rapport (Lynn, Weekes, Brentar, Neufeld, Zivney, & Weiss 1991) pertenecientes al set de respuestas y expectativas (Lynn, Nash, Rhue, Frauman, & Sweney 1984) de los criterios de ejecución con los cuales

Steven J Lynn

los participantes juzgan el éxito o el fracaso de sus respuestas a la hipnosis (Lynn, Green, Jacquith, & Gasior 2003) y de cómo se interpretan y procesan las comunicaciones hipnóticas, las sensaciones y las acciones (Lynn, Snodgrass, Rhue, Nash, & Frauman 1987) así como de los motivos y fantasías dinámicas que entran en juego durante la hipnoterapia (Frauman, Lynn, Hardaway, & Molteni 1984).

En último término, Lynn y colaboradores han corroborado que las características del contexto hipnótico desalientan el análisis de los factores personales y situacionales que influyen en la conducta hipnótica (LynnKirsch 2004, & Weekes 1990). Lynn y Kirsch elaboran el set de respuesta basado en que la actividad humana es imprevisible, y se activa de forma automática por una intención consciente.

De esta forma, las acciones estrían dispuestas para la activación por los set de respuesta que incluyen guiones de conducta, planes, intenciones y expectativas de respuesta como anticipación de respuestas automáticas, subjetivas y conductuales, que ante situaciones clave, activan respuestas automáticas como profecías auto-cumplidas. (Lynn 1997, Silva & Kirsch 1992).

La hipnosis como creencia irracional y como un fraude

El avance en la investigación sobre la hipnosis clínica nos permiten tener una precisa información sobre cómo funciona la hipnosis tanto en los tratamientos médicos como psicológicos.

La investigación empírica desvela igualmente que liatrogenia que puede derivarse de la hipnosis no se produce por una cualidad intrínseca de ella misma, sino por un mal uso del hipnólogo (Capafons 2002. Ordi 2003) y por las creencias erróneas que sobre ella se construyen (Capafons 1998, Coe & Ryken 1979, Lynn, Myer, & McKillop 1993) que han derivado en los últimos años en numerosos fraudes y estafas.

hipnosis espiritual regresiva irracional

Destacan sobre manera las creencias irracionales referentes a percibir la hipnosis como una maquina de la verdad, o como forma de acceder a una información reprimida o disociada, que no podría recordarse de ninguna otra forma, lo que favorece el desarrollo del falso recuerdo, de lo que fácilmente se deduce que la hipnosis clínica es una técnica ámpliamente aceptada, pero sobre la que no obstante, se mantienen abundantes creencias iatrógenas, que pone en riesgo la difusión veraz, o incluso perjudicial (Capafons 1998, 2001; Frauman, Lynn, & Brentar 2000).

Uno de los bulos de la hipnosis que la refiere como una técnica potencialmente peligrosa por sus supuestas cualidades disociativas, no tienen en cuenta que hasta la fecha no se ha podido encontrar evidencia alguna de que la hipnosis sea patógena (Wagstaff, 2000 Faw, Sellers, & Wilcox 1968), excepto naturalmente por las creencias irracionales que se asocian a ella (Heap 1996).

Por el contrario, existe abundante evidencia de la utilidad de la hipnosis incluso para el tratamiento de esquizofrénicos paranoides o con problemas disociativos y trastornos de la personalidad para los cuales frecuentemente se pensaba que podría ser contraproducente (Gafner & Young 1998).

Si bien es cierto que en ocasiones la hipnosis se asocia a ciertos efectos o consecuencias molestas para algunas personas, como dolor de cabeza, pesadillas, embotamiento, etc., tales reactivas no se dan con mucha frecuencia e intensidad comparativamente hablando a cuando, por ejemplo, una persona asiste a una clase universitaria o realiza un examen (Capafons 1998).

Por norma general, tomar algunas precauciones, como desmitificar la hipnosis a la persona antes de someterla a una sesión, o bien darle un tiempo a la persona hipnotizada para que se despeje adecuadamente después de terminar una sesión, suele inhibir la aparición de tales secuelas casi por completo.

Como se ha indicado, la hipnosis puede presentar una cierta iatrogenia basada en las creencias irracionales que se mantienen sobre ella. Un ejemplo práctico sería creer que la hipnosis es una terapia en sí misma, y por tanto eficaz para todo y para todos, lo que puede conllevar que se eviten o se rechacen otros tratamientos médicos eficaces.

Lo cierto es que la hipnosis en si misma no es una terapia, sino que puede ser (y con frecuencia lo es) portadora de una terapia. Cuando esto sucede no se le denomina hipnosis sino hipnoterapia. La eficiencia o ineficiencia de la hipnoterapia depende naturalmente del tipo de terapia utilizada, por lo que existen varios tipos o modelos de hipnosis, algunos de eficiencia plena (lo más modernos), y otros sin eficiencia alguna (lo más antiguos).

Otro ejemplo práctico sería creer que la hipnosis posee la capacidad de recuperar recuerdos reprimidos o recuerdos muy tempranos (por ejemplo el período de estancia en el útero materno). Esta creencia puede generar (y de hecho genera siempre) la creación de falsos recuerdos (British Psychological Society 2001/2002).

La creación o proyección de estos recuerdos distorsionados o completamente falsos, resulta directamente proporcional a las creencias irracionales de la persona hipnotizada (Dinges, Whitehouse, Orne, Powell, Orne, & Erderlyi 1992, Scoboria, Mazzoni, Kirsch, & Milling 2001), siendo muy frecuentes sesiones de hipnosis regresiva o abreacción cuyo resultado referente al recuerdo evocado tienen relación plena con las creencias de la persona hipnotizada (Hilgard 1965; Kirsch, Silva, Carone, Johnston, & Simon, 1989, Nash, 1987, Rhue et al 1993).

Por ejemplo, una persona de fuertes convicciones religiosas fabulará recuerdos relacionado con ángeles y experiencias místicas en general, mientras que otra persona convencida de que ha recibido una visita de seres extraterrestres, fabulará recuerdos sobre su abducción y estancia en su nave espacial, incluso sobre implantes que los extraterrestres han realizado en su cuerpo (Loftus & Mazzoni 1999, Mazzoni & Loftus 1998, 1999; Mazzoni, Loftus, Seitz, & Lynn 1999, Mazzoni, Lombardo, Malvagia, & Loftus 1998).

Este tipo de falso recuerdo no tiene ninguna relevancia científica, dada la evidencia de su fabulación, sin embargo, otros falsos recuerdos relacionados con las relaciones interpersonales o familiares, y referentes a abusos sexuales o violencia de género, sí que han causado un gran perjuicio personal e incluso judicial, a quienes se han visto involucrados en el proceso, ya que el resultado más frecuente es la presunción de culpabilidad por parte del hipnotizado hacia la persona sobre la que ha proyectado el falso recuerdo, que en ocasiones es un familiar muy cercano, produciéndose como consecuencia una ruptura de la relación familiar, en ocasiones de forma definitiva (Mazzoni & Loftus 1998, Mazzoni et al 1998).

Un tercer ejemplo significativo sería creer que el hipnotizado no puede mentir (percibiendo la hipnosis como una máquina de la verdad), y por tanto la creencia irracional de que la hipnosis tiene la capacidad de generar hiper-amnesia y una mayor precisión del recuerdo evocado. A esto se suele añadir las preguntas tendenciosas que con frecuencia formula el hipnólogo o el investigador a la persona hipnotizada.

La investigación empírica realizada demuestra sin género de dudas que la hipnosis no tiene capacidad alguna de incrementar recuerdos evocados, ni mucho menos su precisión (Spanos, Gwynn, Comer, Baltruweit, & De Groh 1989, Spanos & McLean 1986), sin embargo, sí produce en la persona hipnotizada mayor confianza o auto-creencia en la veracidad del recuerdo, aunque resulte ser un falso recuerdo, como suele suceder en la práctica totalidad de casos.

Si el falso recuerdo tiene relación con vidas pasadas, abducciones extraterrestres y rituales satánicos (o similar), el índice de iatrogenia suele ser bajo, ya que la propia persona hipnotizada cognitivamente percibe estos recuerdos evocados como poco ajustados a la realidad (excepto en personas con trastornos de la personalidad y la conducta), pero si tienen relación con abusos sexuales en la infancia o violencia de género, la iatrogenia generada suele ser grave, y generalmente precipita trastornos de depresión, ansiedad y desarraigo con los supuestos culpables, que naturalmente culpabiliza en base a la hipnosis regresiva o de abreacción, sin considerar el falso recuerdo iatrogénico (Brown, Schefflin & Hammond 1998).

Por tanto, la evidencia indica que la hipnosis usada bajo las creencias irracionales mencionadas puede ser patógena o iatrogénica. A esto se debe añadir que no existe evidencia que señale la bondad terapéutica de la abreacción en busca de traumas tempranos, o recuerdos disociados o reprimidos para la extinción de un trastorno de la conducta, siendo esta práctica propia de personas poco ilustradas. Esta evidencia clínica llevó al Gobierno de España a catalogar la hipnosis regresiva o de abreacción como una pseudo-ciencia en 2019.

¿Qué ha dejado de utilizarse en hipnosis?

A continuación exponemos aquellos elementos que han dejado de utilizarse desde la perspectiva clínica, y por tanto su uso se corresponde únicamente a las creencias irracionales o al fraude común.

El estado alterado de consciencia

La conceptualización de la hipnosis como un estado alterado de la consciencia (Tat 1969, Tellegen & Atkinson 1974).

Este concepto se basaba en que la inducción hipnótica alteraba la conciencia del sujeto (hipnotizado), y que en dicho estado, sus defensas bajaban, produciéndose una mayor receptividad emocional que procuraba un mayor acceso sugestivo de forma inconsciente (Barber 1991; Nash 1991).

Este discurso y sus correspondientes líneas de investigación quedaron obsoletas y en el olvido, una vez quedó corroborado mediante la moderna tomografía computerizada que la hipnosis no suponía alteración, ni siquiera variación alguna de la consciencia, sino únicamente procesos de atención más estrecha o focalizada, que precipita un aprendizaje significativo más breve que sin la utilización de la hipnosis o procesos similares, como el mindfulness.

La principal responsable del abandono de este error conceptual sin duda es la doctora Hellen J. Crawford del instituto politécnico y la Universidad estatal de Virginia, considerada como una eminencia internacional en psico-neuro-biología, y que dedicó más de 10 años a investigar la hipnosis, publicando algunos de sus estudios de investigación que pronto alcanzarían relevancia internacional (Crawford 1990 – 2001, Crawford & Gruzelier 1992, Crawford, Kapelis & Harrison 1995, Crawford, Clarke & Kitner-Triolo 1996, Crawford, Corby & Kopell 1996).

La hipnosis regresiva o abreacción

La hipnosis regresiva o de abreacción, especialmente si esta se encuentra enfocada coercitivamente a provocar la fabulación de la memoria como la regresión a vidas pasadas, regresión al útero materno, revivición de abducciones extraterrestres o experiencias sexuales, donde la referencia al doctor Brian Weiss resulta inevitable, quedó definitivamente descartada del conocimiento científico, una vez aparecen los primeros estudios del neocotex.

Esta evidencia se halló buscando la resolución de las amnesias focalizadas que producen dificultades cognitivas y de aprendizaje, encuentra y resuelve por primera vez el término fabulación o confabulación, que públicamente pasó a ser conocido como el mecanismo de los «mentirosos honestos» con problemas para recordar su pasado, originando vívidos y detallados relatos de sucesos que afirman con total convicción haber tenido.

Se define como «síndrome de Korsakoff«, y ocurre igualmente a personas con lesiones del lóbulo frontal, o en las fases iniciales de recuperación quirúrgica de aneurismas en la arteria comunicante anterior, así como en hipnosis o prácticas similares como el mindfulness.

Baddeley y Wilson estudiaron el síndrome y cómo participa en la memoria autobiográfica, descubriendo que aquellos procedimientos que procuran un intento de recobrar información de difícil o imposible recuperación, conduce a la activación automática, de asociaciones entre conceptos no relacionados realmente, quedando establecido que los procesos coercitivos como la interrogación y la regresión con hipnosis, procuran en todos los casos esta reacción, aflorando el recuerdo falso o falsa memoria, que precipita un «síndrome de Korsakoff«, inducido por el terapeuta, como ya pasaba con el «síndrome de personalidad múltiple», y que pasó a definirse como «síndrome del falso recuerdo» o «False memory syndrome FMS«, como demostrarían los trabajos de Loftus y Pikrell.

¿Quienes utilizan la hipnosis?

La hipnosis se caracteriza por poseer un elevado número de supuestos profesionales sin formación alguna en el ámbito de la salud mental, dedicados únicamente al engaño y la estafa sistemática, por tanto no está de más identificarlos.

Los hipnoterapeutas

Se define como hipnoterapeuta aquella persona que no posee una titulación o acreditación legal para ejercer de forma legal con un servicio de atención psico-sanitaria.

Los hipnoterapeutas no se comprometen a deontología alguna, ni asumen reglamentos ni praxis en sus prácticas de hipnosis, por lo que no se encuentran afiliados a asociación o organización alguna.

Generalmente ejercen de forma ilegal sin cotizar sus impuestos al estado, y con mucha frecuencia utilizan nombres que no son reales para dificultar su localización.

Habitualmente utilizan procedimientos iatrogénicos o perjudiciales para la salud mental de las personas que atienden y su discurso carece de ilustración.

Los hipnólogos


Se definen como hipnólogos aquellas personas que poseen la ilustración necesaria, en grado suficiente, para ejercer un servicio a atención e intervención con técnicas de hipnosis.

Los hipnólogos poseen una titulación corroborada y oficial, que puede ser posgrado de la psicología, la psiquiatría u otras áreas psico-sanitarias.

Generalmente los hipnólogos atienden a una deontología y praxis, (aunque no siempre), puesto que en la mayoría de países su uso se encuentra ya regulado como prevención hacia el intrusismo por parte de personas que utilizan la hipnosis como un método de estafa y charlatanería con ánimo de engaño. Cada vez son menos los países que no exigen una titulación sanitaria para el ejercicio de la hipnosis.

Preguntas frecuentes sobre la hipnosis

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