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Mitología de la hipnosis

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La mitología de la hipnosis es muy amplia y apasionante, como ciencia milenaria de la humanidad que es.

Habiendo sido definida en la antigüedad con otros conceptos como brujería, y empleada en los primeros albores del tiempo por brujos y magos, pasó posteriormente a la categoría de religión, estando su uso restringido a sacerdotes y chamanes, hasta que en la época moderna, definida ya como magnetismo o mesmerismo, y con la utilización de la expresión de hipnotismo durante los albores de la ilustración científica, pasa a definirse primero como hipnotismo y finalmente como hipnosis, en la época ilustrada del conocimiento científico, para ya en la época moderna concretarse su definición como hipnoterapia.

Desde el primer concepto hasta el último, transcurren en torno a 5.000 años. Anterior por tanto a la psicología, e incluso a la filosofía, se trata de una de las disciplinas más antiguas de la humanidad y que más ha evolucionado en el tiempo.

Sin embargo, hasta el último segmento del siglo XX, no ha podido desvincularse la hipnosis como una forma de sueño, pudiendo constatarse durante finales del siglo XIX y XX que no poseía relación alguna con el mismo.

No obstante, transcurren más de 4.900 años de una asociación entre la hipnosis (aunque con nombres diferentes) y un tipo peculiar de sueño, llamado en sus orígenes como sueño mágico o despierto, por lo que siempre ha contado con abundante mitología y deidades. Como es natural, comparte amigablemente deidades con el sueño común en los relatos de la mitología clásica.

No es difícil encontrar una mitología parcial de la hipnosis, pero raramente se encuentra documentada con detalle, razón por la cual Mente y Cuerpo procede a especificarla con todo lujo de detalles, para los curiosos y amantes de la mitología, evidenciando hasta donde se extiende la historia de esta disciplina.

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LA MITOLOGÍA GRIEGA DE LA HIPNOSIS

El término hipnosis, proviene básicamente de la mitología griega, que hace referencia a una deidad menor que la representa, denominada Hipnos, cuyo nacimiento está muy próximo al génesis, y cuyos poderes consistían en poder imponer una suerte de sueño sin ensoñación o letargo despierto, que abstrae y aletarga, aunque no duerme. 

Hipnos comparte morada en la mitología griega con su hermano gemelo Tánatos, quien representa la muerte no violenta o natural. Ambos eran hijos de Érebo, quien representa la sombra, y de Nix que representa la noche. Esto les diferenciaba de la mayoría de dioses del Olimpo, que generalmente descendían de Gea, hija de Caos, según la mitología nos relata.

Los gemelos Hipnos y Tánatos, pertenecían por tanto al inframundo del Olimpo, razón por la cual, vivían en una oscura cueva llamada Lemnos, que se encontraba situada en el país de los Cimerios, de la que Ovidio hace una detallada descripción en la epopeya, sobre los detalles de esta cueva encantada en la que todo dormía eternamente.

Esta tradición mitológica explica porqué en el origen de los tiempos sólo se practicaba hipnosis, aunque antes con otros nombres, en lugares oscuros, y principalmente durante la noche, siempre bajo el amparo de la oscuridad.

Hipnos una vez alcanzó su edad de hombre adulto, contrajo matrimonio con las tres Cárites o Gracias, para ser un poco más concretos, con Eufrósine diosa del encanto, con Aglaya diosa de la belleza, y con Talía diosa de la naturaleza.

Sin embargo Hipnos no se encontraba del todo satisfecho, por lo que decidió contraer matrimonio también con Cibeles diosa de la fertilidad, esto es, con 4 esposas y diosas al mismo tiempo.

De este multi matrimonio de Hipnos narra la mitología que nacieron cien vástagos, y justificó culturalmente el matrimonio poligámico durante generaciones, aunque debe decirse en defensa de Hipnos, que no era ni mucho menos el único dios de la mitología en contraer matrimonio múltiple, aunque sí uno de los más envidiados, ya que según la propia mitología relata, al menos dos de sus esposas, en concreto Aglaya diosa de la belleza, y Eufrósine diosa del encanto, gozaban de juventud eterna y perfección divina, como no podía ser de otra forma, especialmente en lo referido a la diosa de la belleza.

No obstante por razones ideológicas, se encuentra muy poco difundida la parte del relato mitológico ancestral donde se explica de una forma clara el amor verdadero de Hipnos, que en realidad nunca profesó hacia ninguna de sus esposas, sino hacia un simple y mortal humano.

LA MITOLOGÍA DE HIPNOS

De los cien hijos de Hipnos, sin duda Morfeo era uno de sus preferidos, por lo que quiso investirle de unos poderes muy similares a los suyos, nombrándole dios del sueño. Otro de sus hijos predilectos era Fobétor, también llamado Iquelo, a quien le concedió la gracia de ser el dios de los sueños del espanto con animales. Su tercer hijo predilecto era Fantaso, a quien le concedió el poder de ser el dios de los sueños fantásticos sobre la sensualidad.

Los 97 hijos restantes, de los que se dice, son todos ellos hijos de Cibeles, nada se habla en la mitología. Tal fertilidad atribuida, hace naturalmente honor a su condición de diosa de la fertilidad.

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Hipnos se le atribuyen muchos eventos mitológicos, como dormir a Heracles para que su nave fuese arrastrada hacia Zeus para permitir que Poseidón interviniese a favor de los griegos durante la guerra de Troya. También se le atribuye, con la colaboración de su gemelo Tánatos, el transporte del cuerpo del guerrero Sarpedón desde su muerte en Troya hasta el país de Licia. Por esta razón, usualmente los guerreros troyanos oraban a Hipnos, para que en caso de caer en la batalla, su cuerpo también fuese transportado.

Menos conocida, por estar más ocultada, es la parte de la mitología, en la que se describe a Hipnos como uno de los primeros dioses bisexuales de la mitología, aunque debe reconocerse que la bisexualidad era un patrimonio de la mayoría de las deidades, y por imitación de los humanos, lo que convierte a Grecia en una civilización portadora de la diversidad sexual, donde estuvo plenamente aceptada e integrada, hasta la llegada del cristianismo romano con el emperador Constatino, quien la abolió completamente.

Este abolición de la diversidad sexual por el cristianismo, impuesto por la potente máquina bélica de Constantino y el imperio romano, supuso un alto precio para Grecia, puesto que muchos guerreros griegos, no dudaban en entregar valientemente su vida, para defender la de su pareja, o la de su amante, si eran atacados en el fragor de la batalla. Algunos historiadores de la libertad en las civilizaciones, atribuyen esta abolición a causas únicamente militares, una vez constatado el hecho de que un guerrero griego reaccionaba con una agresividad desmedida a la hora de defender, no su propia vida, ni siquiera su propia tierra, sino la vida de su pareja.

A esta debilidad impuesta, se le concede un retroceso histórico de miles de años en la diversidad sexual, que posteriormente prevaleció en la cultura y expansión romanas. Incluso algunos historiadores, llegan a atribuirle también un decaimiento de la democracia, pasando por una imposición romana hacia un concepto patriarcal de la familia, incluso del estado, donde el valor de la mujer quedó muy socavado, y que tardará miles de años en debilitarse.

LA VIDA MITOLÓGICA DE HIPNOS

Este aspecto realmente apasionante, y muy poco conocido de la mitología, desvela que Hipnos, poseía un verdadero y único amor auténtico, a quien entregó su corazón desde su adolescencia. Se trata de un joven pastor llamado Endimión a quien por amor, le concedió una gracia que ninguno de sus hijos poseía, consistente en el don de poder dormir con los ojos abiertos, para poder contemplar siempre su radiante color verde intenso, similar al mar de las más bellas islas griegas.

Endimión dormía efectivamente con los ojos abiertos, según cuenta la mitología, incluso en pleno día, y de acuerdo a ella, es el primer gran poseído por Hipnos, cuando aún contaba con pocos años, aunque siempre se relata de forma clara, que esta es la única posesión conocida de Hipnos por razones sentimentales.

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A partir de ese momento, se definió a quien dormía con los ojos abiertos como edimionanos, primera definición conocida culturalmente como hipnotizados, y donde se precisaba que sin amor, esto es, sin consentimiento, no se podía alcanzar este favor de Hipnos. A su vez, Hipnos prohibió expresamente a su hijo Morfeo acercarse a Endimión cuando dormía con los ojos abiertos en su compañía, y prohibió expresamente a su hermano gemelo Tánatos (dios de la muerte natural) que también se acercara a él.

Hipnos se le representa en todas sus esculturas como un dios alado, aunque la mitología nunca llega a precisar con exactitud, si sus alas se encontraban en la espalda o en sus sienes, ya que muchas esculturas griegas de busto, las colocan en esta situación, sin embargo, se cree que se trata de una representación, para aducir el carácter alado de Hipnos, cuando su escultura no contemplaba el cuerpo completo, pero sí se relata que las alas de Hipnos le permitían recorrer velozmente el mundo, y por tanto, la capacidad de aletargar a cualquier humano, por recóndito que fuera el lugar.

Hipnos aletargaba a los humanos tocándoles en la frente, tradición mitológica que se ha mantenido culturalmente bastante firme en la hipnosis hasta el siglo XIX. Algunos escritos griegos, también especifican que ocasionalmente Hipnos podía verter un líquido en los ojos del humano, que portaba en un cuerno de toro, cuando quería que su aletargamiento fuera más prolongado, cosa que se imitó por los sacerdotes y chamanes especialmente durante los siglos XV, XVI y XVII.

Conviene destacar que la mitología expresa claramente que Hipnos nunca dormía a los humanos, ya que esa era una potestad que concedió a su hijo Morfeo, sino que los sumía en un sueño mágico despierto, al igual que hizo con su amante y amor de su vida Endimión.

Sin embargo, Hipnos nunca le concedió a Endimión el don de la vida eterna, ya que él no quería vivir para siempre, aduciendo que un humano no debía compartir su vejez con un dios siempre joven. No obstante, su hermano Tánatos (dios de la muerte natural) tenia prohibido aproximarse a él, por lo que no podía morir, aunque sí envejecer, algo que él sabía, por lo que Endimión tomó la decisión de suicidarse mientras aún conservaba su juventud, para evitar que Hipnos pudiera presenciar una imagen envejecida de si mismo, dándole a su amor solo la etapa más bella de su vida. Para lograrlo, puesto que no podía morir, decidió avalanzarse bruscamente sobre Tanatos en un descuido de este, a sabiendas de que si conseguía estrecharlo entre sus brazos, la muerte natural que representa le haría perecer, como en efecto así fue.

Cuando Endimión se arrebató la vida como única forma de ocultarle su vejez a Hipnos, según relata la mitología, embargado por el dolor, Hipnos no quiso aletargar a ningún humano más, y traspasó sus poderes a los humanos, como condición de que los utilizasen siempre con causa justa y noble, y bajo el auspicio del amor. Tampoco quiso volver a ver a su hermano Tanatos por matar a su pareja, y el traspaso de sus poderes contó con el total beneplácito de su esposa Eufrósine, (diosa del encanto), y de su esposa Talía (diosa de la naturaleza), por lo que a partir de ese momento, cuando un humano hacía uso de los poderes de Hipnos, las diosas le otorgaban la característica de encanto natural.

Asclepio (dios griego de la medicina. Esculapio para los romanos) nunca se opuso a esta decisión de Hipnos, y por respeto jamás reclamó sus poderes para él ni tampoco los mencionó nunca a los humanos, por lo que edimionar (hipnotizar) no fue nunca un poder concedido por los dioses a los seguidores de Asclepio (médicos), sino un patrimonio de toda la humanidad.

Hipnos jamás se dejo ver de nuevo tras la muerte de Endimión, cuyo cuerpo transportó al país de Licia, como había hecho antes con los más valientes guerreros, quedándose allí para velarlo hasta el fin de los tiempos, así como jamás volvió a ver a su hermano, a quien responsabilizó de su muerte. Endimión nunca cerró sus ojos como tributo a Hipnos, incluso después de morir. En respuesta a este gesto, Érebo padre de Hipnos, ordenó a los humanos que sus ojos al morir fueran cubiertos con unas monedas para pagar a Caronte el viaje en barca hasta el inframundo, o cerrados manualmente, para que sólo Endimión permaneciera muerto con los ojos abiertos, en agradecimiento por el amor que le profesó a su hijo.

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Preguntas frecuentes sobre la mitología de la hipnosis

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Referencias

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