John Elliotson nace el 29 de octubre de 1791 en Edimburgo y estudia medicina en la Universidad de Edimburgo y la Universidad de Cambridge para ejercer posteriormente como médico en el hospital de St. Thomas y Guy.
John Elliotson ejerce también en la docencia como profesor de principios y práctica de la medicina en la University College de Londres en 1832. Sus alumnos le describen como un profesor muy bajito con la cabeza muy grande.
Elliotson destaca rápidamente por sus manifiestas habilidades diagnósticas, raramente fallidas y sus recetas fuertes, hasta el punto que en la universidad corría la frase por parte de sus estudiantes de que «deberían permitirle diagnosticar pero no tratar a los pacientes«.
John Elliotson suele aparecer en las fotografías con estetoscopio, algo que hoy día es habitual y normal, pero no en su época, cuando prácticamente ningún médico lo utilizaba, lo que demuestra su carácter pionero. se interesa en el magnetismo gracias a Richard Chenevix, un discípulo directo del Abate Faria, y desarrolla sus técnica con el Barón Jules Dupotet.
La relevancia de John Elliotson en este campo se hace pronto evidente, ya que realiza numerosas publicaciones en la revista «The Zoist: A Journal of Cerebral Physiology & Mesmerism«, de la que es co-editor con William Collins Engleude hasta 1856 y que finalmente terminó siendo una revista trimestral científica muy influyente, principalmente leída por médicos.
En sus publicaciones destaca sobremanera la analgesia magnética (antecesora de la hipnótica) para la cirugía. Un tema de relevancia médica, puesto que el cloroformo aún no estaba disponible para las intervenciones quirúrgicas, al mismo tiempo que realizaba demostraciones mesméricas en su propio domicilio ubicado en el 37 de Conduit Street.
Los inicios de John Ellioston en la hipnosis
John Ellioston hacía especial hincapié en las bases biológicas del mesmerismo y su potencial terapéutico, pero el área que le convierte en internacionalmente popular eran sus demostraciones acerca de la eficiencia del mesmerismo como anestesia en los procedimientos quirúrgicos, siendo de esta forma uno de los primeros médicos británicos (sino el primero) en definirse como defensor a ultranza del mesmerismo para la analgesia quirúrgica, lo que le causa numerosas enemistades y ardientes críticas por parte de sus colegas.
A pesar de las críticas, Elliotson logra la presidencia de la «Royal medical and chirurgical society», y su mentalidad innovadora le conduce a realizar varios experimentos mesméricos que levantaron una fuerte polvareda médica.
Uno de los más polémicos fue en abril de 1837 cuando las hermanas Okey ingresan en el hospital para recibir tratamiento en su aguda epilepsia. John Elliotson ve en ellas la oportunidad de realizar otra de sus demostraciones sobre analgesia mesmérica, y bajo la presencia de numerosos testigos introduce una aguja con hilo quirúrgico (en aquella época simple hilo de seda) en el cuello de una de las hermanas (Elizabeth) sin que esta sufra dolor alguno.
Más aún, Elliotson le pidió que volviese su cabeza en la dirección contraria al punto donde pensaba realizar la punción, y mientras lo hacía, le pedía que comentase lo que sentía, a lo que ella respondía siempre «nada«.
Esta demostración que colmaría el asombro de muchos médicos debería pasar a los anales de la cirugía británica, de no ser porque John Elliotson aún no conocía la hipnosis posterior, sino el mesmerismo anterior a el, que se encontraba aún cargado de fuerte contenido místico y esotérico, cuyas creencias impulsaron a Elliotson a conducir a su paciente (Elizabeth) a la morgue durante la noche para que adivinase de que habían fallecido cada uno de los cuerpos allí depositados.
Esto naturalmente indignó a sus colegas y al propio hospital que comenzaron a verle como un místico, pero la cosa no quedó ahí, sino que en base a las creencias esotéricas que inevitablemente acompañaban al magnetísmo mesmérico (antecesor del hipnotismo) pidió a las hermanas que distinguieran públicamente entre agua magnetizada en una botella y otra idéntica que contenía agua «normal» (sin magnetizar por Elliotson). Naturalmente las hermanas herraban en su elección, lo que ya colmó el vaso de la paciencia del hospital, que terminó prescindiendo de sus servicios en 1838.
A pesar de que John Elliotson se había ilustrado con un discípulo del Abate Faria, que ya había eliminado y «limpiado» una buena parte de las dosis esotérica del magnetismo animal mesmérico, naturalmente el salto a la hipnosis, mucho más empírica y ortodoxa aún no se había producido.
Esto causó la desgracia profesional de Elliotson, de la cual nunca se recuperó, y aunque continuó publicando, lo cierto es que nadie le tomaba ya en serio dentro de su profesión. Esta es la factura que los contenidos esotéricos del mesmerismo acabaría pasando tanto a nobles como ilustres, condenándoles a un destierro anunciado.
La influencia de John Elliotson
Aunque John Elliotson nunca formó parte real de la hipnosis, ya que sus prácticas eran aún magnéticas, esto es, mesméricas, sí es cierto que sentó las bases de lo que más adelante sería uno de los principales campos médicos de esta disciplina, la hipnoanalgesia.
Uno de los campos por los cuales la hipnosis alcanzó su máximo reconocimiento académico y clínico es precisamente este. Tras Elliotson, y ya inmersos en el posterior hipnotismo (antecesor de la hipnosis) multitud de médicos a lo largo del siguiente siglo hicieron notables progresos con la analgesia hipnótica, hasta llegar al día de hoy que es utilizada como un protocolo coadyuvante a la cirugía hospitalaria en aquellos casos en los cuales un paciente presenta respuestas alérgicas o reacciones adversas a la farmacología sedante.
Lamentablemente John Elliotson nunca llegaría a conocer otros beneficios de la analgesia hipnótica o hipnoanalgesia, como el aceleramiento en la cicatrización de las suturas, o el menor índice de complicaciones post-operatorias por infección que propician una recuperación más rápida de la cirugía. Esto no llegaría hasta cerca de un siglo después, lo que sin duda Elliotson habría lamentado profundamente, dado su carácter innovador y vanguardista.
Hoy la hipnoanalgesia es empleada en numerosos hospitales americanos y europeos como alternativa viable a la sedación farmacológica, aunque siempre quedará como segunda opción, debido a que es mucho más cara que la farmacopea, puesto que requiere de un especialista específico en el quirófano aparte del anestesista habitual, y además requiere de sesiones previas de ensayo con al paciente antes de abordar la intervención.
Preguntas frecuentes sobre John Elliotson
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Referencias
- Elliotson J. Numerosos casos ilustrativos de la eficacia del ácido prúsico hidrociánico o prúsico en las afecciones del estómago. Longman, Hurst, Rees, Orme y Brown (1820).
- Elliotson J. Sobre las recientes mejoras en el arte de distinguir las diversas enfermedades del corazón. Longman, Rees, Orme, Brown y Green (1830).
- Elliotson J. Un caso de epilepsia curada por mesmerismo. The Zoist: A Journal of Cerebral Physiology & Mesmerism Vol 2 Nº 6 pp 194– 238 (1844).
- Elliotson J. Una instancia de sueño y curación solo con la imaginación. The Zoist: A Journal of Cerebral Physiology & Mesmerism Vol 12 Nº 48 pp. 396–403 (1855).
- Elliotson J. Numerosos casos de operaciones quirúrgicas sin dolor en el estado mesmérico, con comentarios sobre la oposición de muchos miembros de la Royal Medical and Chirurgical Society y otros a la recepción de las bendiciones inestimables del mesmerismo. H. Ballière (1843).
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