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Correlatos fisiológicos en hipnosis

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Correlatos fisiológicos en hipnosis expuestos en este vídeo de la BBC en el cual se examina la hipnosis clínica y sus correlatos fisiológicos como un coadyuvante válido a los tratamientos tanto psicológicos como fisiológicos, demostrando ser una terapia eficiente para mejorar la salud de las personas. Se muestran algunos ejemplos de la utilización de la hipnosis y sus correlatos fisiológicos en el área del dolor, permitiendo la cirugía hospitalaria, así como inhibir o minimizar síntomas de tratamientos agresivos como la quimioterapia, como coadyuvante en algunas enfermedades crónicas.

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Hipnosis clínica y correlatos fisiológicos

En el área de la psicopatología la hipnosis y los correlatos fisiológicos se utilizan habitualmente en tratamientos como el síndrome del colon irritable, los trastorno de estrés post-traumático, trastornos de ansiedad y fobias, así como la reducción de la adiposis y el sobrepeso (Kirsch et al, 1995; Kirsch, 1996; Cardeña, 2000; Montgomery et al, 2000; Calvert, Houghton, Cooper, Morris, & Whorwell, 2002; Bjornsson, & Abrahamsson, 2004; Redd, Montgomery, & DuHamel, 2001; Rhue et al, 1993; Simren, Ringstrom).

En el área del dolor vemos como se muestra especialmente eficiente en toda su gama, como dolores de espalda, quemaduras, dolor crónico por lesiones o traumas, cefaleas … etc., siendo utilizada ya de una forma habitual en cirugía para aquellos pacientes intolerantes o alérgicos a la anestesia farmacológica.

Las conclusiones alcanzadas sobre la hipnosis clínica en su investigación sobre los correlatos fisiológicos estudiados mediante resonancia magnética y tomografía computerizada demuestran que las sugestiones hipnóticas reflejan cambios visibles y mesurables en la activación de las áreas cerebrales relacionadas con la tarea referida por la sugestión hipnótica empleada.

Estos cambios observados son específicos y varían según el contenido de la sugestión, lo que demuestra su eficiencia. La intensidad observada en los cambios de la activación cerebral producida por los efectos de las sugestiones hipnóticas se relaciona de forma significativa y visible en la neuro-imagen.

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La relevancia de estos resultados trasciende a la propia hipnosis clínica, puesto que la evidencia empírica corroborada mediante neuro-imagen respecto a que una sugestión hipnótica afecta de forma visible a algunos componentes de las estructuras cerebrales.

Muy especialmente aquellas relacionadas con el dolor, no sólo es un dato importante para la comprensión de la eficiencia de la hipnosis clínica, sino también del funcionamiento de esas estructuras en distintas áreas del campo de las neurociencias (Lamas González, J. R. 2010; Fisiología de la hipnosis. Cuadernos de Valoración, 10).

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Aplicaciones frecuentes de la hipnosis clínica

Fundamentalmente durante el siglo pasado se ha intentado la hipnosis de varias formas. Cada personalidad relevante de la psicología ha dado su interpretación, y con frecuencia ha sido comparada a la sugestión, a una histeria provocada, al sueño, etc.

La hipnosis «no es una sugestión» puesto que se puede realizar sin ella. Tampoco es sueño, por varias razones, en el sueño casi todos los reflejos están inhibidos, mientras que en hipnosis no sólo permanecen, sino que muchos de ellos se intensifican, según reflejan claramente los registros electroencefalográficos que son radicalmente distintos de la hipnosis al sueño. De la misma forma, en hipnosis se pueden inducir dinamismos sensorio-motores, mientras que el sueño no.

La hipnosis es un constructo complejo, y en la actualidad no prevalece una teoría predominante sobre la misma, sino más bien un conjunto de puntos de vista teóricos (Kirch y Lynn, 1995). Como vemos más adelante, parte de las discrepancias teóricas existentes, vienen dadas en que se entiende por hipnosis varias cosas diferentes.

Desde el punto de vista de la comunicación, se puede describir la hipnosis como un procedimiento durante el cual, un profesional de la salud, sugiere a un sujeto, que experimente cambios en las sensaciones, percepciones, pensamientos o conducta, mediante la abstracción selectiva de su atención, y utilizando generalmente modelos de terapia cognitivo conductuales. Hoy se puede precisar que no es un estado «alterado de la consciencia«, sino una abstracción selectiva de la atención.

El contexto hipnótico se establece generalmente mediante procedimientos de inducción. A pesar de que existen diferentes modelos de inducción, la mayoría incluyen sugestiones para la relajación y calma, si bien las estas sugestiones pueden ser también de incremento de la activación. También se suelen incluir en las inducciones, algunas instrucciones para imaginar o pensar en situaciones agradables para el cliente (Kirsh, 1994).

De esta forma, diversos autores actuales definen la hipnosis clínica como algo constituido, en principio, por un conjunto de técnicas de comunicación que conducen al sujeto a un proceso que, por convención, se denomina hipnótico.

Este proceso puede constituir un contexto de cambio para el cliente según una serie de variables relacionadas con su situación específica, y con las características del cliente. Las técnicas de hipnosis son, por tanto, un obra de la comunicación psicólogo – cliente (Malarewicz, 1990).

La hipnosis por sí misma, no es ninguna clase o tipo de terapia, sino que se trata de un protocolo, o conjunto de técnicas, que se pueden usar para introducir una terapia. El tipo de hipnosis históricamente se define, por el tipo de terapia empleado.

Dicho de otra forma, la hipnosis requiere de una técnica particular, no obstante, se trata de un conjunto de técnicas que pueden facilitar el aprendizaje y el cambio de comportamiento; de hecho, permiten crear un espacio para el aprendizaje que facilita la adquisición y práctica de estrategias de afrontamiento para las personas.

En la actualidad, el modelo y estrategias empleados en hipnosis es mayoritariamente cognitivo conductual, al igual que sucede con la psicología. Anteriormente se empleaban otros modelos de terapia menos eficientes con peores resultados clínicos.

Descripción de la hipnosis clínica

Como describe T. Barber en 1988: “Hoy ya parece claro que el modo en que los individuos responden a las sugestiones, depende mucho menos de los procedimientos de inducción que aspiran a producir relajación, quietud mental y concentración en las ideas comunicadas por el psicólogo, con la concomitante desatención a sus problemas, y mucho más en la eficiencia del modelo de terapia empleado en la relación interpersonal entre el sujeto y el psicólogo. Resulta de vital importancia la orientación empírica del tipo de sugestiones específicas que el psicólogo utiliza, y la forma en que su cliente las interpreta.“

Por otra parte, también se puede entender por hipnosis un modo de respuesta psicoterapéutica, con sus correlatos fisiológicos, en respuesta a las sugestiones. Tradicionalmente se hablaba de trance hipnótico en referencia a este estado, hoy sabemos que tal expresión es errónea, ya que la hipnosis no supone en modo alguno, ningún tipo de estado alterado de la consciencia, sin embargo, esta expresión fue de uso habitual durante el siglo XX.

El propio Barber presentó 1996 una definición utilizando esta expresión: “La hipnosis es una condición alterada, o estado alterado, de conciencia caracterizado por un marcado incremento de la receptividad a la sugestión, por la capacidad para modificar la percepción y la memoria, y por el potencial para un control sistemático de una variedad de funciones usualmente involuntarias como actividad glandular, actividad vasomotora, etc“. Como se ha especificado con anterioridad hoy se precisa que no se trata de un estado alterado, sino de una abstracción selectiva atencional.

En cuanto a la obtención de la abstracción selectiva generalmente obtenidas mediante métodos de relajación preparatoria (Edmonston 1981 y 1991), así como el incremento en la capacidad de imaginación vívida (Wilson y Barber 1981 y 1983), junto a las asociaciones de orden emocional (Tellegen 1978/79, Tellegen y Atkinson 1974) La automaticidad de la conducta aprendida durante los procesos terapéuticos (Lynn, Rhue y Weekes, 1989) son características que distinguen a la hipnosis.

Se ha podido constatar también una disminución de la capacidad de análisis lógico-racional y crítico de las situaciones (Orne, 1959, Spanos, de Groot y Gwynn, 1987). Sin embargo, los modelos, formas, sistemas o tablas de incremento de la capacidad de respuesta frente a las sugestiones (sugestionabilidad o hipnotizabilidad) han quedado obsoletos. Hoy se sabe que la sugestionabilidad o hipnotizabilidad depende más de la empatía y el rapport del psicólogo, que de ninguna escala distintiva, como sucedía en el pasado con las escalas de susceptibilidad hipnótica (Weitzenhoffer y Hilgard, 1962).

En lo que a la disociación se refiere (Hilgard 1979, 1986 y 1991), lo que diferencia a la hipnosis de todas las otras técnicas que a menudo derivan de ella (relajación, entrenamiento autógeno, sofrología, programación neurolingüística … etc.) es que el psicólogo busca obtener voluntariamente un estado selectivo de la atención en el sujeto, bajo el cual se inocula un modelo de terapia, generalmente cognitivo conductual.

Es indispensable comprender el fenómeno de la disociación para comprender la especificidad de la hipnosis. La construcción de la disociación constituye en la terapia clínica, la fase más delicada y también la más heurística del proceso hipnótico.

La disociación consiste en una separación introducida por el psicólogo en la experiencia del sujeto, donde administra la aparición de fenómenos calificados por el término de hipnóticos, que permiten, por ejemplo una disociación plena de la percepción del umbral del dolor.


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Preguntas frecuentes sobre la hipnosis


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Referencias

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  • Zhirmunskoy A. & Bein E. Neurodinamica del cerebro durante la actividadoptica cognoscitiva. Medicina Mosú (1974).
  • McGuigan J. & Tanner G. Covert oral behaviour during conversational and visual dreams. Psychosomatic Science 23 263-264 (1971).
  • Sokolov N. El lenguaje interno como mecanismo del pensamiento. Congreso Internacional de Psicologia de Mosú (1966).
  • Kumar S. Lateralization of concept formation in human cerebral hemisphere. California Institute of Technology N9 136-118 (1971).
  • Schacter D. Implicit Knowledge. New perspectives on unconscious processes. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America 89 pp. 11113-11117 (1992).
  • Lewicki P., Hill T., & Czyzewska M. Nonconscious acquisition of information. American Psychologist Association 47 pp. 796-801 (1992).
  • Kihlstrom J. Hypnosis, memory and amnesia. Philosophical Transactions of the Royal Society. Biological Sciences 352 pp. 1727-1732 (1987).
  • Bennett L., Davis S. & Giannini A. Non-verbal response to intraoperative conversation. British Journal of Anaesthesia 57 pp. 174-179 (1985).
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