La claustrofobia produce una sensación de pavor, miedo, terror o pánico cuando entra dentro de un lugar cerrado relativamente pequeño, como podría ser un ascensor.
Si de todas formas entra, inmediatamente se producirá un ataque de pánico, cuyos síntomas más comunes son:
- Sudoración.
- Mareo.
- Nauseas o alteraciones gastrointestinales.
- Alteraciones respiratorias.
- Taquicardia.
- Temblores.
¿Qué es la claustrofobia?
La clautrofobia es un trastorno de la ansiedad que pertenece al grupo de fobias específicas y que consiste en un miedo irracional a los espacios cerrados, incapacitando a las personas para utilizar aparatos de uso común como los ascensores, puesto que este miedo irracional se precipita ante cualquier espacio cerrado, como habitaciones pequeñas y sin ventanas, ascensores, túneles, sótanos, coches, metros o aviones.
Este trastorno se conoce como fobia, precipitando el mecanismo del estrés, específicamente el distrés, que es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante, tanto si es real como si no. El trastorno de claustrofobia se basa en la premisa de que la alarma percibida no se corresponde con la realidad, es decir, en la práctica no existe peligro razonable alguno, por lo que como todas las fobias, se apoya en una distorsión cognitiva, y en algunas ocasiones en un estrés postraumático.
Una conocida investigación realizada por Lars-Gran encontró que la claustrofobia suele iniciarse a edades tempranas, con frecuencia debido a experiencias como quedar encerrado en un espacio poco iluminado o sin posibilidad de salida, que precipita un ataque de pánico, o meter la cabeza entre dos barrotes y luego no poder sacarla, y en ocasiones caerse a una piscina llena de agua sin saber nadar. También puede precipitarse en los niños que se pierden dentro de una multitud y no son capaces de encontrar a sus padres. En estos casos, una vez el cerebro asocia el pánico a la experiencia, tiende a repetirla con experiencias iguales o similares.
Según la teoría de la preparación de Seligman, los seres humanos tenemos una cierta propensión genética a sufrir fobias, puesto que el mecanismo del estrés es muy primitivo y tiende a asociar con facilidad determinados estímulos que con demasiada frecuencia se basan en una percepción cognitivamente distorsionada como algo amenazante, con una respuesta biológica de supervivencia.
El estímulo claustrofóbico que precipita el distrés puede variar con cada persona, pero en general se corresponde siempre a lugares cerrados donde la salida está temporalmente cerrada o lejana. Afecta por igual tanto a hombres como a mujeres, y se estima que del 6 al 7% de la población mundial la padece, aunque muy pocos están diagnosticados y muchos menos reciben la terapia apropiada, por lo que en muchos casos llega a cronificarse durante años. También puede producirse en espacios abiertos donde concurra una muchedumbre, como una manifestación, un concierto o un local muy abarrotado.
¿Cómo funciona la terapia para una claustrofobia?
La primera acción de una sesión de terapia para la claustrofobia consiste en re-estructurar su percepción del estímulo fóbico que actúa como estresor, para que a partir de ese momento usted deje de verlo como una amenaza y por tanto no active el mecanismo del estrés como respuesta reactiva a la experiencia. Esto se logra mediante una herramienta denominada re-estructuración cognitiva que se aplica en primer lugar.
A continuación se aplica una segunda herramienta denominada desensiblización sistemática, cuya función es desensibilizar el estímulo fóbico que precipita el distrés. Una vez se aplica esta herramienta la reacción de miedo irracional hacia ese estímulo comienza a inhibirse sistemáticamente
A continuación se aplica una tercera herramienta denominada inhibición recíproca cuya función es enseñar a su cerebro a abortar la reactiva de distrés una vez que se expone al estresor, es decir, le enseña a su cerebro una reacción nueva, calmada y sin miedo cuando se expone, que el cerebro memoriza y aprende con mucha rapidez.
En último lugar se aplica la herramienta de contingencias, o dicho de forma simple, una recompensa para que su cerebro entienda que esta reacción nueva que ha aprendido es la correcta y apropiada, y no la anterior de distrés que había aprendido con anterioridad. De esta forma, progresivamente su cerebro irá sustituyendo la vieja reacción de miedo irracional por la nueva reacción que ha aprendido
El cerebro humano es muy adaptativo y su capacidad de aprendizaje significativo es muy eficiente, por lo que en poco tiempo reemplazará la vieja reacción de distrés precipitado por el miedo irracional, por la nueva reacción de calma sin miedo que acaba de aprender, y que ha sido recompensada con un incidente cero.
El aprendizaje en los seres humanos se refuerza con la repetición, sin embargo, el uso de estas herramientas clínicas probadas durante décadas tanto con hipnosis como sin ella, procuran un aprendizaje muy rápido que la hipnosis se encarga de acelerar debido a su gran capacidad de focalizar la atención sobre la terapia, que facilita los procesos de aprendizaje.
Preguntas frecuentes sobre la claustrofobia
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Referencias
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